Soldados, como ustedes sabrán estamos empezando
nuestra misión, solo para valientes y gente arriesgada. Una misión
revolucionaria. Nos estamos convirtiendo en guerreros de oración, para poder
llevar a cabo con nuestras tareas.
Bueno, como en toda preparación, como la
nuestra, hay obstáculos que vencer, y es necesario que desde ahora empecemos a
tener conciencia de ellos para que podamos superarlos.
Sin Palabras: uno de los obstáculos más comunes
en la oración, es que no sabemos qué decir. Podemos hablar con un amigo/a y pasar
horas charlando, contando, comentando, ya sea por teléfono, personalmente o aun
hasta por chat. Pero cuando tenemos que hablar con Dios, decimos unas palabras
y ya no sabemos qué decir, ya no se nos ocurre nada más que decirle a nuestro
Dios, nuestro Padre y Amigo. Si alguna vez te ha pasado esto, déjame decirte
que no sos el único, y en las próximas semanas estaremos hablando mucho más
sobre este tema, hasta que nos demos cuenta que una hora de oración, si, si, leíste
bien, una hora de oración no te va a alcanzar para decirle todo lo que le hay
en tu corazón a Dios. Y no quiero oír quejas, que no tengo tiempo, que me
mantengo muy ocupado, ni nada por el estilo. Susana Wesley, con diecinueve hijos,
y sin muchas de las cosas que hay hoy, como
supermercados, escuelas primarias, centros comerciales, comidas rápidas,
lavadoras, secadoras, bueno, creo que se hicieron una idea. Ella todos los días
tenía una hora para hablar con Dios, a la una de la tarde, se encerraba en su
habitación, se arrodillaba con su Biblia y oraba ¿Cómo le podrías explicar que
no tenes tiempo para orar?
Interrupciones: El celular, las redes sociales,
las visitas y hasta cualquier ruido en las calles pueden terminar por convertirse
en terribles enemigos de todos aquellos que quieran establecer una disciplina
de oración. Por ese debemos elegir un horario, un lugar donde no seamos
interrumpidos por nada ni nadie. Un lugar donde podamos vencer a este
adversario que intentará obstaculizar nuestro tiempo de oración.
Pereza: si cada vez que te pones a orar, descubrís
que el sueño empieza a ganar terreno en tu cuerpo, que te empezas a cabecear,
aquí una sugerencia. En vez de orar sentado o arrodillado, ¿Por qué no pararse
y caminar por la habitación? Hacer que la sangre circule, no simplemente estar
quieto sin hacer nada, sino caminar, dar vueltas alrededor de un cuarto, y a
medida que se va recorriendo el “sendero”, te irás acostumbrando y podrás
concentrarte exclusivamente en la oración y derrotar el enemigo de la pereza.
Distracciones mentales: Otra de los obstáculos más comunes
de los que están comenzando a orar, son las distracciones mentales. Divagamos,
dejamos volar nuestros pensamientos y por lo tanto, mientras intentamos orar,
tenemos dificultad para concentrarnos en lo que estamos orando. Para esto hay
una solución muy sencilla, dejar de orar con los pensamientos y empezar a orar
en voz alta. Claro no tiene que ser gritando ni nada de eso, pero si en voz
audible, para concentrar la mente en lo que estamos haciendo.
A medida que vayamos derrotando estos
obstáculos, la falta de palabra, las interrupciones, la pereza y las
distracciones, nuestra oración, dejara de ser una carga para convertirse en un
hermoso momento, y el ahora deseo de orar, se transformara en una disciplina de
oración.
Tarea:
Descubrir cuáles de estos obstáculos nos
impiden orar o disfrutar de la oración, y seguir las recomendaciones para
vencerlo.
Empezar a registrar en el diario cada tiempo de
oración que tengamos.
Entrenamiento grupal: miércoles 6:00 pm,
sábados 6:30 pm, domingos 9:00 am
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