sábado, 22 de noviembre de 2008

Mr 1.22 “Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad…”

La palabra doctrina aparece seis veces en el evangelio de Marcos; viene del griego didaque que significa enseñar; en este caso en particular enseñar la Palabra de Dios, o sea la Biblia.

1. Se admiraban de su doctrina Mr 1.22
Jesús, luego de haber llamado a sus primeros discípulos (Simón, Andrés, Jacobo y Juan), los días de reposo entraba con ellos a la sinagoga de Capernaum, ciudad cercana al mar de Galilea y enseñaba.
Los que lo escuchaban se quedaban asombrados de su doctrina y de la autoridad con que hablaba, sabiendo lo que decía y no solamente repitiendo enseñanzas como los escribas. Estos solamente se dedicaban a transmitir el mensaje de las Escrituras pero sin conocer a Dios, lo cual era un mensaje sin autoridad, sin compromiso, sin amor. Vacío de sentido, solo comunicando.
En contraste, Jesús, en comunión con su Padre, viviendo la Palabra, ya que él es el Verbo, enseñaba sobre la doctrina de Dios con autoridad, guiado por el Espíritu Santo.

2. ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen? Mr 1.28
Y tanta era su autoridad con que enseñaba que hasta los espíritus inmundos lo reconocían. Tal vez esta persona por años fue a esa sinagoga y mientras enseñaban los escribas no se incomodaba, pero al llegar Jesús y escucharlo no pudo soportarlo y se manifestó.
Y la gente quedo doblemente asombrada, porque enseñaba con autoridad la doctrina y los espíritus inmundos le obedecían.

Aprendemos que nosotros podemos vivir como Jesús vivió para que al transmitir su palabra, al enseñar, predicar o evangelizar podamos tener esa autoridad que la gente quede asombrada con Jesús y crea en él.
Mientras sigamos enseñando la Palabra de Dios, sin conocer al que la escribió, sin estar llenos del Espíritu Santo y sin vivirla no podremos impactar al mundo, no podremos transmitir el mensaje de Dios a esta sociedad perdida.
Que podamos seguir el ejemplo de Esdras quien “… había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos.” Es 7.10