martes, 10 de marzo de 2009

Crecimiento de la semilla Mr 4.26-29

“Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo. Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga; y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado.”

Jesús esta enseñando en esta parábola que el crecimiento de nuestras vidas en el reino de Dios, no depende de lo que los hombres puedan hacer, sino que es un misterio para nosotros, tanto el crecimiento de una planta como el crecimiento espiritual. (cuando un hombre echa semilla en la tierra; y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo )

Podemos ver su relación con las parábolas anteriores, ya que el crecimiento y llevar fruto depende en primer lugar de la tierra. Según el tipo de tierra en que se siembre obtendremos fruto o no.

También con relación a la luz y a oír la Palabra de Dios, ya que eso nos permite crecer. La luz de Dios nos permite ver en la oscuridad y quitar toda la maleza (pecado) que nos impide crecer. La luz permite, en la plantas realizar la fotosíntesis, para poder alimentarse y crecer, así también la Palabra de Dios es nuestra comida espiritual para llegar “…a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” Ef 4.13
Y cuanta más luz recibamos de su Palabra, creceremos y llevaremos fruto.

A medida que maduremos iremos dando frutos, hasta que cumplamos el propósito de Dios para nuestra vida y entonces, Él nos llevará ante su presencia.