viernes, 8 de mayo de 2009

Mr 7.7 “…Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.”

En este pasaje vemos el contraste entre la doctrina enseñada por Jesús que proveniente de Dios, y la enseñada por los fariseos, que es llamada mandamientos de hombres.


1. ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas?

Vemos a los fariseos condenando a los discípulos por no lavarse las manos al comer. Ellos están interesados en cumplir cada una de las tradiciones para así parecer más buenos y espirituales ante los demás judíos.

2. ¿Cuál fue la respuesta de Jesús?


Jesús los desenmascara diciendo que están cumpliendo lo dicho por el profeta Isaías, o sea, tienen el corazón lejos de Dios, y solo se preocupan por enseñar mandamientos establecidos por los hombres y no por Dios, incluso hasta llegan a invalidar los mandamientos dados por Dios con sus propias tradiciones.

Debemos tener mucho cuidado de no caer en el mismo error que los fariseos, ya que las tradiciones pueden apartarnos de Dios al conseguir nuestra propia auto-justificación. Debemos tener nuestra mente siempre atenta a la Palabra de Dios, a desechar doctrinas de hombres y obedecer lo que Dios nos ha mandado.
Muchas veces nosotros fabricamos tradiciones basadas en la Palabra de Dios, y nos vamos acostumbrando a seguir estas tradiciones o mandamientos de hombres. Al pasar el tiempo solamente se recuerdan las tradiciones pero no el origen (la Biblia) y se siguen practicando porque “siempre se hizo así”.
Cada vez que la tradición pese mas que la Biblia debe ser desechada o al menos examinada para restituirla a su estado original. Esto nos mantendrá con un espíritu humilde y cerca de Dios, ya que sabremos que no nos podemos salvar a nosotros mismos por nuestra justicia sino que dependemos de la justicia de Dios.

También, como lo señala Jesús, las tradiciones solo se interesan por lo exterior, por lo que “entra al hombre” mientras que lo que nos tiene que preocupar es lo que “sale del hombre”. En otras palabras las tradiciones solo se preocupan por lo externo, que parezcamos buenos, limpios y sin pecado, mientras que la Palabra de Dios llega el corazón, las intenciones ocultas y busca cambiar a la persona de a dentro hacia fuera. No solo se preocupa de que parezcamos buenos sino que nos transforma para que lo seamos.

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