jueves, 15 de marzo de 2012

Misión Esperanza: El pan diario


Sé que este capítulo es el que muchos estaban esperando. Ya que estudiaremos sobre como pedir, sobre nuestras necesidades y de qué manera orar, pidiendo lo que necesitamos o anhelamos.
Pero déjenme decirles que para poder pedir, es necesario antes que centremos nuestra atención en el reino de Dios. En Su Palabra leemos, que debemos buscar primeramente el reino de Dios y su justicia (Mt 6.33) y lo demás será añadido. También vemos en el Padrenuestro que primero se nos enseña a decir: venga tu reino, antes de danos el pan diario. Del mismo modo, en el Sal 37.4-5 que nos deleitemos en el Señor y el nos concederá los anhelos de nuestro corazón. En resumen podemos decir, que mientras más busquemos al Señor, cumplir su voluntad y establecer su reino; más Dios se ocupará de nuestras necesidades.
Además debemos entender que en cuanto a las posesiones materiales Dios tiene principios opuestos al mundo. Él dice, debemos dar para recibir, mientras que el mundo dice, amontona tanto como puedas.
Para que nuestra oración por nuestro pan diario tenga éxito, hay cuatro requerimientos básicos que son necesarios:
Estar de acuerdo con la voluntad de Dios
Esto implica cuatro cosas:
Comunión con Jesús. Para estar de acuerdo con la voluntad de Dios, es esencial que tengamos comunión diaria con Jesús a través de la Palabra y la oración. No basta tener una religión, sino una verdadera relación con Dios.
Comunión unos con otros. He 10.25 se nos ordena que no dejemos de congregarnos y He 13.17 nos manda a que estemos sujetos a nuestros pastores. Debemos estar en comunión (una buena relación con los hermanos y hermanas) con una iglesia local y sujetos a un pastor.
Hábitos de trabajo equilibrados y diligentes. En 1 Ts 4.11-12 Pablo nos dejó instrucciones con respecto a cómo debemos trabajar. Debemos ganar el sustento con nuestras labores para no pasar necesidad. Es nuestra obligación trabajar y ocuparnos de ganar el pan, no siendo ociosos. 2 Ts 3.10-12
Obediencia en las ofrendas. En Mal 3.10, Dios promete que si le entregamos nuestros diezmos, él abrirá las ventanas del cielo y derramará tanta bendición sobre nosotros que no podremos abarcarla. Reconocer a Dios como nuestro proveedor y devolverle con generosidad, ayuda a destruir la raíz de todo mal, que es el amor al dinero (1 Ti 6.10). Cuando le damos a Dios primero, en lugar de atesorar, estamos reconociendo que Dios es nuestro proveedor. Recuerde: no podemos pedir bendiciones de Dios si estamos violando este principio básico en cuanto a la prosperidad.
Para sintetizar podemos decir que todo se resume en rendir nuestra vida al señorío de Jesucristo.
Creer que es la voluntad de Dios prosperarnos
A veces tenemos tan inculcado que Dios solo oye a los humildes que pensamos que Dios no nos quiere prosperar. Y esto es así, porque confundimos humildad con pobreza. Pero vemos que Dios le dio grandes fortunas a Abraham (Gn 24.35), Isaac (Gn 26.1, 12-14). E incluso podemos leer acerca de las riquezas que tuvieron el rey David y Salomón.
Inclusive leemos que este último escribió, en Pr 10.22, la bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella.
También podemos leer en Dt 8.18 que Dios nos da el poder de hacer riquezas.
En el Nuevo Testamento encontramos en Lc 6.38 que si damos, se nos dará.
Y Pablo en Fil 4.19, nos recuerda que Dios suplirá para todo lo que nos falte conforme a sus riquezas.
¿De dónde habremos sacado que Dios quiere hijos pobres?
Por toda la Biblia se nos enseña acerca de la bendición de Dios y de las abundantes riquezas para nosotros.
Ser específico
Al orar por la provisión de Dios debemos formular peticiones específicas. No solamente oraciones vagas, sino las necesidades particulares. Jesús nos enseñó a orar por el pan nuestro de cada día. Seamos específicos al orar. Tenemos un ejemplo en la parábola de Lc 11.5-6. El amigo que llega a medianoche, a pedir tres panes. Pide específicamente parar una necesidad definida.
No nos olvidemos que también debemos hacer peticiones concretas por las necesidades de la casa de Dios, no solamente por las de nuestra propia casa.
Ser tenaz
Lc 18.1-8 es el ejemplo perfecto de este punto. La viuda y el juez injusto, que al final terminó concediéndole la petición por ser insistente y perseverante.
Seguro que habrá ocasiones en que Dios contestará a la primera oración. Pero habrá otros momentos en que deberemos interceder y pedir fervientemente, con tenacidad para alcanzar la victoria.
Debemos tener una persistencia tenaz y osada para recuperar lo que Satanás, nuestro adversario, nos ha robado.
Como ejemplo podemos ver el caso de Daniel en Dn 10.12-14. Desde el primer momento, Dios había mandado la respuesta, pero por el enemigo, tuvo que orar incansablemente veintiún días para conseguir ver la respuesta de Dios. ¿Qué hubiera pasado si hubiera dejado de orar? ¿Cuántas bendiciones nos habremos perdido por no ser constantes y tenaces en nuestra oración?
No se desanime ni se rinda, porque si baja los brazos no recibirá la respuesta que Dios ha preparado para usted.
Resumiendo, para apropiarnos de la provisión de Dios, el pan nuestro de cada día, debemos estar en comunión con Dios, creer que El quiere bendecirnos y prosperarnos, ser específicos y tenaces en la oración.

Bosquejo de oración
1.       Estar en la voluntad de Dios.
1.1.     Pídale al Espíritu Santo que le ayude a desarrollar una vida personal de oración, constante, diaria, y a pasar tiempo en la Palabra para tener comunión diaria con Jesús.
1.2.     Ore pidiendo al Señor que lo arraigue en su iglesia local, y haga de usted una parte activa y sana dentro de ese cuerpo.
1.3.     Examine sus hábitos de trabajo. ¿Es usted perezoso? ¿Es adicto al trabajo? Pida al Señor que le dé habilidad, eficacia, poder y equilibrio.
1.4.     Examine sus ofrendas. ¿Está obedeciendo al Señor, trayendo los diezmos y ofrendas a su casa? ¿O es usted codicioso, tacaño, o un mal administrador? ¿Paga usted sus cuentas y tiene reputación de ser una persona honesta que cumple con su palabra? Tómese un tiempo para orar sobre estos asuntos.
2.       Creer que es la voluntad de Dios prosperarlo.
2.1.     Aprenda de memoria pasajes tales como Lc 6.38 y Fil 4.19 para usarlos como declaraciones de fe cuando ore pidiendo por sus necesidades.
2.2.     Medite en la Palabra de Dios hasta que comprenda realmente y crea que es la voluntad de Dios bendecirlo.
3.       Ser específico.
3.1.     Presente diariamente necesidades específicas delante de Dios.
3.2.     Decida orar en lugar de preocuparse.
4.       Ser tenaz.
4.1.     Reconquiste el terreno perdido que el diablo le ha robado. El desánimo y la incredulidad le han impedido obtener respuesta a sus oraciones. Tome nuevamente esas peticiones y persevere hasta que obtenga la respuesta.
Alabe al Señor porque Él es Jehová-Jireh: El ve su necesidad con antelación y provee para ella.

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