El Padrenuestro se inicia y se cierra
con una alabanza. La alabanza y la adoración restauran al pueblo de Dios, dan
vitalidad a los creyentes (energía y fuerza sobrenaturales), esenciales para la
victoria, la integridad, y la armonía. Por lo tanto, necesitamos aprender cómo
dejar que nuestros corazones se eleven a Dios en alabanza y gratitud, alabando
y exaltando sus perfecciones y sus obras poderosas, y agradeciéndole por todos
sus beneficios.
La Biblia afirma que los impíos se
niegan a ofrecer alabanzas a Dios (Ro 1.21; Ap 16.9), pero el pueblo de Dios
siempre ha sido y será un pueblo de alabanza. No nos sorprende que la Palabra
de Dios revele muchas formas de expresar nuestro amor, gratitud y adoración al
Señor. Un examen de las Escrituras muestra que debemos alabar a Dios con
nuestros labios, con nuestros gestos corporales, y ejecutando y entonando
música.
En el Antiguo Testamento hay algunas
palabras en hebreo que nos muestran como alabar y adorar a Dios.
Hallal: "estar tremendamente
entusiasmado, exaltar, ufanarse, vociferar, celebrar." Alabanza a viva
voz.
Barak: "bendecir, declarar a Dios
como fuente de poder para alcanzar el triunfo, la prosperidad, la fertilidad;
estar en quietud". Alabanza suave, susurrada
Shabach: "alabar, dirigirse a
alguien a viva voz, gritar".
Todah: "extender las manos en
gratitud".
Yadah: "adorar con las manos
extendidas, extender las manos hacia adelante, disfrutando de Dios".
Zamar: "pulsar las cuerdas de un
instrumento, o alabar con un cántico"
Tehillah: “cantar en el Espíritu o
cantar salmos”.
Que no nos de miedo dejarnos guiar por
el Espíritu Santo para adorar a Dios con nuestras bocas, nuestro cuerpo de la
manera que Él nos vaya guiando.
Después que hayamos presentado nuestras
peticiones a Dios nuestro Padre, debemos darle nuestra alabanza. Las palabras
"porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los
siglos", son palabras que carecen de sentido para la mayor parte de las
personas. Por ese motivo vamos a estudiarlas brevemente:
El reino
Sal 22.28 "Porque el reino es del Señor"
Mt 6.13 "Tuyo es el reino"
Lc 12.32 "No temáis, manada
pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino"
Col 1.12-14 "Con gozo dando gracias
al Padre que nos ha... trasladado al
reino de su amado Hijo..."
2 Ti 4.18 "Y el señor me librará de
toda obra mala, y me preservará para su
reino celestial"
Cuando oramos tuyo es el reino, alabemos
a Dios, quien nos libró del reino de las tinieblas y nos trasladó a su reino de
amor y luz. Alabe a Dios porque lo ha invitado a participar de su reino.
El poder
1 Cr 29.12 "En tu mano está la
fuerza y el poder"
Sal 21.13 "Engrandécete, oh Jehová,
en tu poder; cantaremos y alabaremos
tu poderío"
Jer 10.12 “El que hizo la tierra con su poder,…”
Sal 66.7 “Él señorea con su poder para siempre;”
Dios nos ha concedido Su poder
Sal 68.35 “…El Dios de Israel, Él da fuerza y vigor a su pueblo.”
Dt 8.18 “… Jehová tu Dios… te da el poder para hacer las riquezas,…”
Is 40.29 “Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.”
1 P 1.5 “… sois guardados por el poder de Dios mediante la fe,…”
1 Co 6.14 “Y Dios, que levantó al Señor,
también nos levantará a nosotros con su
poder.”
Lc 10.19 “He aquí os doy potestad para hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda
fuerza del enemigo, y nada os dañara.”
Lc 24.49 “He aquí, yo enviaré la promesa
de mi Padre sobre vosotros;… hasta que seas investidos de poder de lo alto.”
Hch 1.8 “pero recibiréis poder, cuando
haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo,…”
1 Co 4.20 “el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.”
Ef 6.10 “Por lo demás, hermanos míos,
fortaleceos en el Señor, y en el poder
de su fuerza.”
Alabemos a Dios quien nos ha invitado a
participar de Su poder y esta disponible para nosotros.
La gloría
Sal 24.8 “¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y
valiente, Jehová el poderoso en batalla.”
1 Cr 16.27 “Alabanza y magnificencia delante de él;…”
Is 42.8 “Yo Jehová; este es mi nombre; y
a otro no daré mi gloria, ni mi
alabanza a esculturas.”
¿Qué es la gloria de Dios? Es la
evidente perfección de su carácter, especialmente su justicia. Sabemos que
todos hemos quedado destituidos de la gloria de Dios (Ro 3.23), y sin embargo
él nos ha invitado a ser partícipes de su gloria. Jesús hizo posible esto (He
2.9-10).
Ro 8.17 “Y si hijos, también herederos;
herederos de Dios y coherederos de Cristo, si es que padecemos juntamente con
él, para que juntamente con él seamos
glorificados.”
Ro 8.18 “… las aflicciones del tiempo
presente no son comparables con la
gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.”
2 Co 3.18 “… somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen,
como por el Espíritu del Señor.”
1 P 5.10 “Mas el Dios de toda gracia,
que nos llamó a su gloria eterna en
Jesucristo,…”
Alabemos a Dios porque nos ha invitados
a ser partícipes de su gloria.
"Te alaben, oh Jehová, todas tus
obras, y tus santos te bendigan. La gloria de tu reino digan, y hablen de tu
poder, para hacer saber a los hijos de los hombres sus poderosos hechos, y la
gloria de la magnificencia de su reino. Tu reino es reino de todos los siglos, y tu señorío en todas las generaciones" (Salmo
145:10- 13).
"Bendito seas tú, oh Jehová, Dios
de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo. Tuya es, oh Jehová,
la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas
las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es
el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de
ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano
el hacer grande y el dar poder a todos. Ahora pues, Dios nuestro, nosotros
alabamos y loamos tu glorioso nombre" (1 Crónicas 29:10-13).
Un bosquejo de oración
1. El reino
1.1. Alabe al Señor porque él lo ha trasladado del reino de tinieblas al
reino del amor y de la luz.
1.2. Alabe a Dios porque él lo ha invitado a participar de su reino.
2. El poder
2.1. Alabe al Señor porque él lo ha invitado a participar de su poder.
2.2. Medite acerca del poder de Dios su Padre. Compare sus propios
problemas frente a las obras poderosas y milagrosas de Dios, y a su gran amor
por usted.
3. La gloria
3.1. Contemple la gloria del Señor, el carácter y las maneras de Dios
exhibidas por medio de Cristo. Pídale al Espíritu Santo que lo transforme a esa
misma imagen, formando a Cristo en usted. Pida ser transformado mediante la
renovación de su mente.
3.2. Pida al Señor que le ayude a andar de manera que lo honre y que lo
ayude a servirlo como él lo merece.
3.3. Alábelo y glorifíquelo.