jueves, 26 de abril de 2012

Misión Esperanza: Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos


El Padrenuestro se inicia y se cierra con una alabanza. La alabanza y la adoración restauran al pueblo de Dios, dan vitalidad a los creyentes (energía y fuerza sobrenaturales), esenciales para la victoria, la integridad, y la armonía. Por lo tanto, necesitamos aprender cómo dejar que nuestros corazones se eleven a Dios en alabanza y gratitud, alabando y exaltando sus perfecciones y sus obras poderosas, y agradeciéndole por todos sus beneficios.
La Biblia afirma que los impíos se niegan a ofrecer alabanzas a Dios (Ro 1.21; Ap 16.9), pero el pueblo de Dios siempre ha sido y será un pueblo de alabanza. No nos sorprende que la Palabra de Dios revele muchas formas de expresar nuestro amor, gratitud y adoración al Señor. Un examen de las Escrituras muestra que debemos alabar a Dios con nuestros labios, con nuestros gestos corporales, y ejecutando y entonando música.
En el Antiguo Testamento hay algunas palabras en hebreo que nos muestran como alabar y adorar a Dios.
Hallal: "estar tremendamente entusiasmado, exaltar, ufanarse, vociferar, celebrar." Alabanza a viva voz.
Barak: "bendecir, declarar a Dios como fuente de poder para alcanzar el triunfo, la prosperidad, la fertilidad; estar en quietud". Alabanza suave, susurrada
Shabach: "alabar, dirigirse a alguien a viva voz, gritar".
Todah: "extender las manos en gratitud".
Yadah: "adorar con las manos extendidas, extender las manos hacia adelante, disfrutando de Dios".
Zamar: "pulsar las cuerdas de un instrumento, o alabar con un cántico"
Tehillah: “cantar en el Espíritu o cantar salmos”.
Que no nos de miedo dejarnos guiar por el Espíritu Santo para adorar a Dios con nuestras bocas, nuestro cuerpo de la manera que Él nos vaya guiando.

Después que hayamos presentado nuestras peticiones a Dios nuestro Padre, debemos darle nuestra alabanza. Las palabras "porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos", son palabras que carecen de sentido para la mayor parte de las personas. Por ese motivo vamos a estudiarlas brevemente:

El reino
Sal 22.28 "Porque el reino es del Señor"
Mt 6.13 "Tuyo es el reino"
Lc 12.32 "No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino"
Col 1.12-14 "Con gozo dando gracias al Padre que nos ha... trasladado al reino de su amado Hijo..."
2 Ti 4.18 "Y el señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial"
Cuando oramos tuyo es el reino, alabemos a Dios, quien nos libró del reino de las tinieblas y nos trasladó a su reino de amor y luz. Alabe a Dios porque lo ha invitado a participar de su reino.

El poder
1 Cr 29.12 "En tu mano está la fuerza y el poder"
Sal 21.13 "Engrandécete, oh Jehová, en tu poder; cantaremos y alabaremos tu poderío"
Jer 10.12 “El que hizo la tierra con su poder,…”
Sal 66.7 “Él señorea con su poder para siempre;”
Dios nos ha concedido Su poder
Sal 68.35 “…El Dios de Israel, Él da fuerza y vigor a su pueblo.”
Dt 8.18 “… Jehová tu Dios… te da el poder para hacer las riquezas,…”
Is 40.29 “Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.”
1 P 1.5 “… sois guardados por el poder de Dios mediante la fe,…”
1 Co 6.14 “Y Dios, que levantó al Señor, también nos levantará a nosotros con su poder.”
Lc 10.19 “He aquí os doy potestad para hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañara.”
Lc 24.49 “He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros;… hasta que seas investidos de poder de lo alto.”
Hch 1.8 “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo,…”
1 Co 4.20 “el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.”
Ef 6.10 “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.”
Alabemos a Dios quien nos ha invitado a participar de Su poder y esta disponible para nosotros.

La gloría
Sal 24.8 “¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla.”
1 Cr 16.27 “Alabanza y magnificencia delante de él;…”
Is 42.8 “Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas.”
¿Qué es la gloria de Dios? Es la evidente perfección de su carácter, especialmente su justicia. Sabemos que todos hemos quedado destituidos de la gloria de Dios (Ro 3.23), y sin embargo él nos ha invitado a ser partícipes de su gloria. Jesús hizo posible esto (He 2.9-10).
Ro 8.17 “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos de Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.”
Ro 8.18 “… las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.”
2 Co 3.18 “… somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”
1 P 5.10 “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo,…”
Alabemos a Dios porque nos ha invitados a ser partícipes de su gloria.

"Te alaben, oh Jehová, todas tus obras, y tus santos te bendigan. La gloria de tu reino digan, y hablen de tu poder, para hacer saber a los hijos de los hombres sus poderosos hechos, y la gloria de la magnificencia de su reino. Tu reino es reino de todos los siglos, y tu señorío en todas las generaciones" (Salmo 145:10- 13).

"Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo. Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre" (1 Crónicas 29:10-13).

Un bosquejo de oración
1.       El reino
1.1.    Alabe al Señor porque él lo ha trasladado del reino de tinieblas al reino del amor y de la luz.
1.2.    Alabe a Dios porque él lo ha invitado a participar de su reino.
2.       El poder
2.1.    Alabe al Señor porque él lo ha invitado a participar de su poder.
2.2.    Medite acerca del poder de Dios su Padre. Compare sus propios problemas frente a las obras poderosas y milagrosas de Dios, y a su gran amor por usted.
3.       La gloria
3.1.    Contemple la gloria del Señor, el carácter y las maneras de Dios exhibidas por medio de Cristo. Pídale al Espíritu Santo que lo transforme a esa misma imagen, formando a Cristo en usted. Pida ser transformado mediante la renovación de su mente.
3.2.    Pida al Señor que le ayude a andar de manera que lo honre y que lo ayude a servirlo como él lo merece.
3.3.    Alábelo y glorifíquelo.

No hay comentarios: