miércoles, 18 de abril de 2012

Misión esperanza: Líbranos del mal


En esta segunda parte de la oración, “no nos metas en tentación, mas líbranos del mal”, estaremos viendo que Jesús nos enseña que debemos pedir por ser librado del poder del maligno, que quiere matar, robar y destruirnos. El enemigo va a atacar, y hacer todo lo posible para influir en nosotros, hasta llegar a dominarnos y hacernos desviar del camino. Por eso esta suplica, va mucho mas allá de pedir superar el deseo de pecar o las tentaciones, es suplicar para que el Señor nos proteja de las fuerzas enemigas que buscan destruir el plan de Dios para nosotros.

Yo les hago una pregunta: ¿Están cansados de repetir el pecado, vez tras vez? ¿Harto que el diablo los derrote y se sientan desesperanzados? ¿Les gustaría saber de que manera vencer y obtener la victoria constante sobre el enemigo?

Construyendo el cerco de protección
 Como primer paso para vencer al enemigo es vestirnos con la armadura completa que Dios nos ha provisto, y que hemos visto en el capitulo anterior.
Y también debemos aprender a levantar un cerco de protección alrededor de nuestras vidas y familias. Leemos en Job 1.10 que Job y su familia tenían un cerco de protección, que impedía que el diablo los tocara, y todo lo que hacían era bendecido. Claro que el secreto lo tenemos en los versículos 1, 5, 6. Job era una persona temerosa de Dios, que oraba y ofrecía holocaustos y sacrificios a Dios. ¿Será que este cerco fue solamente para Job?
Leamos que dice el Sal 91.2: “Diré yo a Jehová: esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré." Y entonces, en el versículos 3 leemos "él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora”.
En los siguientes versículos encontramos tres razones por las que nosotros podemos orar reclamando la protección de Dios. Veámoslas:
Porque has puesto… al Altísimo por tu habitación” v9: ¿Cómo se hace de Dios nuestra morada? El Sal 22.3 nos enseña que Dios habita en medio de las alabanzas. Cuando nosotros alabamos y adoramos a Dios, comenzamos a habitar en Su Presencia. Pablo también lo dijo en Ef 5.18-19 que debemos ser llenos del Espíritu Santo, hablando entre nosotros con salmos, himnos y canticos espirituales, cantando y alabando al Señor en nuestros corazones. Para resumir, podemos decir que cuando cantamos, Dios habita en las alabanzas, y entonces nosotros moramos en Él. Y entonces, será nuestro refugio.
Por cuanto en mí (Dios) ha puesto su amor” v14: Nosotros amamos a Dios, porque Él nos amó primero. Pero debemos demostrarlo dándole el primer lugar en nuestras vidas. Si queremos que Dios nos proteja, nos rodee con un cerco de protección, debemos mostrarle nuestro amor. Él nos pide: “Quédate velando conmigo una hora”, pero nosotros le damos prioridad a nuestros propios asuntos. Y cuando nos dimos cuenta, se paso el día y no hemos ni siquiera velado 5 minutos. Es tiempo de que demostremos nuestro amor e interés en Dios, dándole la primera hora del día, y que luego tendremos todo el resto del día para ocuparnos en nuestros asuntos, guiados y acompañados por Él. En la medida en que le entreguemos nuestro amor y nos aferremos a Él con una confianza inconmovible, Dios será nuestra protección.
Por cuanto ha conocido mi nombre” v14: Pr 18.10 nos dice que "Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado". El nombre de nuestro Señor no sólo significa quién es, sino lo que Él quiere ser en nuestra vida. Recordemos lo que hemos visto en el capitulo sobre “Santificado sea tu nombre”. Conozcamos a Dios por su nombre, y dejémosle a Él ser esta torre fuerte e invencible en nuestras vidas, y que tanto necesitamos.

Para resumir, si queremos que Dios sea nuestro refugio y fortaleza, debemos hacer del Señor nuestra habitación, cantándole alabanzas y adorándole. Demostrémosle nuestro amor buscándolo en primer lugar, sobre todo lo demás. Y conozcamos su nombre, quien es y quien quiere ser en nosotros.
Recordemos nuevamente el cerco de protección que Job tenía, era sobre él, sobre su familia y sobre sus cosas. Esto es lo que Dios puede, y quiere, hacer con nosotros.

Un bosquejo de oración
1.       Póngase toda la armadura de Dios.
1.1.    Ciña sus lomos con la verdad.
1.2.    La coraza de justicia.
1.3.    Los pies calzados con la preparación del evangelio de la paz.
1.4.    El escudo de la fe.
1.5.    El yelmo de salvación.
1.6.    La espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.
1.7.    Orando siempre en el Espíritu.
2.       Construya un cerco de protección.
2.1.    Declare: "Él es mi refugio y fortaleza: mi Dios; en él confiaré."
2.2.    Porque hemos hecho del Señor nuestra habitación.
2.3.    Porque le hemos dado nuestro amor.
2.4.    Porque hemos conocido su nombre.

No hay comentarios: