Principios de liderazgo interpersonal
Hemos confiado la regla de oro a la memoria; ahora
confiémosla a la vida.
EDWIN MARKHAM
Comencemos con un ejemplo, de una compañía a cuyo
presidente le preocupaba mucho la falta de cooperación entre su personal.
«Nuestro problema básico, es que son egoístas», decía.
«Sencillamente no quieren cooperar. Si lo hicieran, sé que podríamos producir
mucho más.
« ¿Su problema es la gente o el paradigma?», le
preguntaron.
«Véalo usted mismo», fue la respuesta.
Se descubrió que existía un egoísmo real, una falta de
voluntad para cooperar, resistencia a la autoridad, comunicaciones defensivas.
La cuenta bancaria emocional al descubierto había creado una cultura de baja
confianza.
«Profundicemos en la cuestión». « ¿Por qué su personal no
coopera? ¿Cuál es la recompensa por no cooperar?»
«No hay ninguna recompensa por no cooperar», aseguró.
«Las recompensas por cooperar son mucho mayores.»
« ¿Lo son?».
En una pared de la oficina de aquel hombre había un gran
cuadro cubierto por una cortina. En el cuadro se veían unos cuantos caballos de
carrera alineados en una pista. En lugar de cabezas, los caballos tenían las
caras de los gerentes. Al final de la pista había un hermoso cartel de agencia
de viajes con un paisaje de las Bermudas, un panorama idílico con el cielo
azul, jirones de nubes y una romántica pareja que caminaba tomada de la mano
por una playa de arena blanca.
Una vez a la semana, el hombre reunía a su personal en
aquella oficina y hablaba sobre la cooperación.
«Trabajemos juntos. Si lo hacemos, todos ganaremos más
dinero.» Después retiraba la cortina y les enseñaba el cuadro. « ¿Quién de
ustedes va a ganar el viaje a las Bermudas?»
Eso era como pedirle a una flor que creciera y regar
otra, como decir «Los despidos continuarán hasta que suba la moral». Él quería
cooperación. Quería que su gente trabajara conjuntamente, que compartiera
ideas, que todos se beneficiaran con el esfuerzo. Pero al mismo tiempo los
ponía en una situación de competencia. El éxito de un gerente significaba el
fracaso de los otros.
El problema de esta compañía era el resultado de un
paradigma defectuoso, como suele ocurrir con muchos problemas entre personas en
la empresa, en la familia y en otros tipos de relación. El presidente pretendía
obtener los frutos de la cooperación partiendo de un paradigma de competencia.
Y como no lo conseguía, quería una técnica, un programa, un arreglo rápido que
actuara como antídoto e hiciera que su personal cooperara.
Pero no se puede cambiar el fruto sin cambiar la raíz.
Trabajar sobre las actitudes y conductas equivale a arrancar las hojas del
árbol. De modo que, en cambio, debemos concentrarnos en producir una excelencia
personal y organizacional de un modo enteramente diferente, creando sistemas de
información y recompensa que refuercen el valor de la cooperación.
Sea uno el presidente de una compañía o el portero, en el
momento en que pasa de la independencia a la interdependencia, avanza hacia un
rol de liderazgo. Se encuentra en la posición de influir sobre otras personas.
Y el hábito del liderazgo interpersonal efectivo es
«pensar en ganar/ganar».
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