jueves, 18 de diciembre de 2014

Enunciados de la misión familiar

Como el segundo hábito se basa en un principio, tiene una aplicación amplia. Los individuos, familias, grupos de servicio y organizaciones de todo tipo se vuelven significativamente más efectivos cuando empiezan con un fin en mente.
Muchas familias se desenvuelven sobre la base de crisis, estados de ánimo, arreglos transitorios y gratificaciones instantáneas, y no en principios sanos. Los síntomas suben a la superficie cada vez que crecen la presión y la tensión: las personas se vuelven críticas, cínicas o silenciosas, o bien empiezan a vociferar o a presentar reacciones exageradas. Los niños que observan esos tipos de conducta crecen pensando que los únicos modos de resolver los problemas son la lucha o la evasión.
El núcleo de toda familia es lo que no cambia, lo que siempre estará allí: un punto de vista y valores compartidos. Al redactar un enunciado de la misión de la familia, damos expresión a sus verdaderos cimientos.
Ese enunciado de la misión se convierte en la constitución de la familia, su norma, el criterio para la evaluación y la toma de decisiones. Le otorga continuidad y unidad, así como dirección. Cuando los valores individuales se armonizan con los de la familia, todos sus miembros trabajan juntos con fines comunes profundamente sentidos.
Una vez más, el proceso es tan importante como el producto. El hecho mismo de escribir y redefinir un enunciado de la misión se convierte en un modo clave de mejorar la familia. El trabajo conjunto para redactar un enunciado de la misión genera CP para vivirlo.
Al obtener la contribución de cada uno de los miembros de la familia, redactar un enunciado, recoger los comentarios, revisarlo y utilizar las expresiones de todos, se logra que la familia se comunique, hable sobre lo que le interesa profundamente. Los mejores enunciados de la misión son el resultado de la reunión de los miembros de la familia con un espíritu de respeto mutuo, con la expresión de sus diferentes puntos de vista, y un trabajo en común para crear algo más grande que lo que cualquiera de los individuos podría hacer por sí solo. La revisión periódica para ampliar la perspectiva, cambiar el énfasis o el rumbo, enmendar o dar un nuevo significado a frases desgastadas por el tiempo, puede mantener a la familia unida en torno a valores y propósitos comunes.
El enunciado de la misión se convierte en el marco de referencia para pensar y gobernar la familia. Cuando llegan los problemas y las crisis, allí está la constitución que recuerda a los miembros de la familia cuáles son las cosas más importantes, y orienta la resolución de problemas y la toma de decisiones basadas en principios correctos.
Cuando planificamos nuestras metas y actividades familiares, decimos: «A la luz de estos principios, ¿cuáles son las metas con las que vamos a trabajar? ¿Cuáles son nuestros planes de acción para alcanzar las metas y actualizar esos valores?».

Se debe revisar el enunciado con frecuencia y reelaborar metas y tareas al menos dos veces por año para que reflejen la situación en términos reales, para mejorarla, fortalecerla. Ello nos da nuevas fuerzas, vuelve a comprometernos con aquello en lo que creemos y que representamos.

No hay comentarios: