Pero, ¿dónde se sitúa usted? ¿Qué hay en el centro de su
propia vida? A veces no es fácil darse cuenta.
Quizás el mejor modo de identificar su propio centro
consista en examinar atentamente los factores que sustentan su vida. Si usted
puede identificarse con una o más de las descripciones que siguen, estará en
condiciones de seguirla hasta el centro del que fluye, un centro que puede
estar limitando su efectividad personal.
Lo más frecuente es que el centro real de una persona
represente alguna combinación de estos y/u otros centros posibles. La mayor
parte de los individuos son en gran medida el resultado de una variedad de
influencias que inciden en sus vidas. Según sean las condiciones externas o
internas, un centro en particular puede activarse hasta que queden satisfechas
las necesidades subyacentes. Entonces otro centro se convierte en la fuerza
emergente.
Cuando una persona fluctúa de un centro a otro, el
relativismo resultante es como avanzar en la vida subiendo y bajando por una
montaña rusa. En un momento se está alto, en el momento siguiente bajo, y uno
hace esfuerzos por compensar una debilidad sacando fuerzas de otra debilidad.
No hay ninguna dirección consistente, ninguna sabiduría persistente, ninguna
fuente constante de poder, ni ningún sentido del valor y la identidad personal,
intrínseco.
Desde luego, lo ideal es crear un centro claro
del que pueda obtenerse sistemáticamente un alto grado de seguridad, guía,
sabiduría y poder, que haga posible la proactividad y dé congruencia y armonía
a todos los aspectos de la vida.
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