Nuestra autoconciencia nos permite examinar nuestros
propios pensamientos. Esto es particularmente útil para crear un enunciado de
la misión personal, porque las dos únicas dotes humanas que hacen posible la
práctica del segundo hábito (la imaginación y la conciencia moral) son
primordialmente funciones del hemisferio derecho del cerebro. Si comprendemos
cómo hay que utilizar la capacidad del hemisferio derecho, aumentará
enormemente nuestra aptitud para la primera creación.
Durante décadas se han realizado muchas investigaciones
sobre lo que ha dado en denominarse teoría del predominio cerebral.
Fundamentalmente, se ha descubierto que cada hemisferio del cerebro (el
izquierdo y el derecho) tiende a especializarse en, y preside, diferentes
funciones, procesa diferentes tipos de información y aborda distintas clases de
problemas.
En lo esencial, el hemisferio izquierdo es más lógico y
verbal, y el derecho es más intuitivo y creativo. El izquierdo trata con
palabras, el derecho con imágenes; el izquierdo con partes y detalles, el
derecho con totalidades y con la relación entre las partes. El izquierdo
analiza, lo que supone dividir y fragmentar; el derecho sintetiza, lo que
significa unir. El izquierdo piensa secuencialmente; el derecho piensa de modo
simultáneo y holístico. El izquierdo está ligado al tiempo; el derecho está
exento de tiempo.
Aunque empleamos ambos hemisferios cerebrales, por lo
general uno u otro tiende a prevalecer en cada individuo. Desde luego, lo ideal
es cultivar y desarrollar una buena comunicación entre los dos hemisferios, de
modo que se pueda advertir primero qué es lo que la situación requiere, y
después emplear la herramienta adecuada para abordarla. Pero la gente tiende a
quedarse en la «zona cómoda» de su hemisferio dominante, y a procesar todas las
situaciones en concordancia con una preferencia cerebral izquierda o derecha.
Como dice Abraham Maslow: «El que es hábil con el
martillo tiende a pensar que todo es un clavo». Hay otro factor que afecta a la
diferencia perceptiva del tipo «joven/anciana». Las personas con predominio
cerebral derecho o izquierdo tienden a ver las cosas de distinto modo.
Vivimos primordialmente en un mundo en el que domina el
hemisferio izquierdo, en el que están entronizadas las palabras, las mediciones
y la lógica, mientras que el aspecto más creador, intuitivo, sensitivo y
artístico de nuestra naturaleza suele estar subordinado. A muchos de nosotros
nos resulta más difícil utilizar la capacidad de nuestro hemisferio cerebral
derecho.
Se admite que ésa es una descripción esquemática
y que nuevos estudios, sin duda, arrojarán más luz sobre el funcionamiento
cerebral. Pero lo que aquí interesa es que el cerebro es capaz de desempeñar
muchas funciones de distinto tipo, y que cuando tomamos conciencia de sus
diversas aptitudes podemos emplear deliberadamente nuestras mentes para
satisfacer necesidades específicas de modos más efectivos.
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