Para escribir un enunciado de la misión personal tenemos
que empezar en el centro mismo de nuestro círculo de influencia, ese centro
compuesto por nuestros paradigmas más básicos, la lente a través de la cual
vemos el mundo.
Es allí donde tomamos contacto con nuestra visión y
nuestros valores. Allí aplicamos nuestra capacidad de autoconciencia para
examinar nuestros mapas y, si valoramos los principios correctos, asegurarnos
de que esos mapas describan con exactitud el territorio, de que nuestros
paradigmas se basen en principios y en la realidad. Es allí donde usamos
nuestra capacidad de autoconciencia como una brújula que nos ayuda a detectar
nuestros talentos singulares y nuestras propias áreas de contribución. Allí
empleamos nuestra capacidad para imaginar, con el objeto de crear mentalmente
el fin que deseamos, otorgar una dirección y finalidad a nuestros inicios, y
proporcionar el contenido de una constitución escrita personal.
Es también allí donde nuestros esfuerzos concentrados
logran los mayores resultados. Cuando trabajamos en el centro mismo de nuestro
círculo de influencia, lo ampliamos. Éste es el trabajo CP de mayor peso, que
influye significativamente en la efectividad de todos los aspectos de nuestras
vidas.
Lo que haya en el centro de nuestra vida será nuestra
fuente de seguridad, guía, sabiduría y poder.
La seguridad representa nuestro sentido de la valía,
nuestra identidad, nuestra base emocional, nuestra autoestima, nuestra fuerza personal básica (o la ausencia de ella).
Por guía se entiende la fuente de dirección en la vida.
Circunscritos por nuestro mapa (nuestro marco de referencia interno que nos
interpreta lo que sucede afuera) están las normas, principios o criterios
implícitos que día tras día gobiernan nuestras decisiones y acciones.
La sabiduría es nuestra perspectiva de la vida, nuestro
sentido del equilibrio, nuestra comprensión del modo en que se aplican los
diversos principios y partes, y de las relaciones que establecen entre sí.
Abarca el juicio, el discernimiento, la comprensión. Es una Gestalt o unidad,
un todo integrado.
El poder es la capacidad o facultad de actuar, la fuerza
y potencia para realizar algo. Es la energía vital para elegir y decidir.
Incluye también la capacidad para superar hábitos profundamente enraizados y
cultivar otros superiores, más efectivos.
Esos cuatro factores (seguridad, guía, sabiduría y poder)
son interdependientes. La seguridad y la
guía clara otorgan verdadera sabiduría, y la sabiduría se convierte en
la chispa o el catalizador que libera y dirige el poder. Cuando esos cuatro
factores están presentes juntos, armonizándose y vivificándose entre sí, dan
origen a la gran fuerza de una personalidad noble, un carácter equilibrado, un
individuo hermosamente integrado.
Estos factores de sustentación también subyacen en todas
las otras dimensiones de la vida. Y en ningún caso se trata de cuestiones
excluyentes. La medida en que se haya desarrollado cada uno de ellos puede
esquematizarse de algún modo en un continuum muy semejante al continuum de la
madurez que hemos descrito antes. En el límite inferior, los cuatro factores
son débiles. Básicamente dependemos de las circunstancias o de otras personas;
cosas sobre las que no tenemos ningún control directo. En el límite superior el
control es nuestro. Tenemos una fuerza independiente y la base para relaciones
ricas e interdependientes.
Nuestra seguridad está en algún punto del continuum entre
la inseguridad extrema (donde nuestra vida se ve azotada por todas las fuerzas
volubles que actúan sobre ella) y un sentido profundo de la valía intrínseca y
la seguridad personal, en el otro extremo. La guía varía a lo largo del
continuum entre la dependencia del espejo social u otras fuentes fluctuantes e
inestables, en un extremo, y la fuerte dirección interior en el otro. La
sabiduría cae en algún punto existente entre un mapa por completo inexacto en
el que todo aparece distorsionado y nada armoniza, por un lado, y por el otro
un mapa de la vida completo y exacto en el que todas las partes y principios
están adecuadamente relacionados entre sí. Al poder que uno tiene le
corresponde un punto entre la inmovilización o la condición de marioneta movida
por algún otro, y la alta proactividad, la capacidad de actuar en concordancia
con los propios valores, sin «ser actuado» por otras personas y por las
circunstancias.
La situación de esos factores en sus respectivos
continuum, el grado resultante de su integración, armonía y equilibrio, y su
efecto positivo en cada aspecto de nuestra vida, están en función de nuestro
centro, de los paradigmas básicos que se encuentran en nuestro núcleo.
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