1. Durante un día, preste atención a su lenguaje y al
lenguaje de las personas que lo rodean. ¿Con cuánta frecuencia usa y escucha
frases reactivas como «Si...», «No puedo...», «Debo...» o «Tengo que...»?
2. Identifique una experiencia que tal vez deba afrontar
en un futuro inmediato y en la que, sobre la base de su experiencia pasada, es
probable que se comporte reactivamente. Pase revista a la situación en el
contexto de su círculo de influencia. ¿Cómo puede responder proactivamente?
Tómese algunos minutos y cree vividamente la experiencia en su mente; véase
respondiendo de manera proactiva. Recuerde la brecha que existe entre estímulo
y respuesta. Comprométase consigo mismo a ejercer su libertad de elegir.
3. Escoja un problema de su vida laboral o personal que
le resulte frustrante. Determine si se trata de un problema de control directo,
de control indirecto o de control inexistente. Identifique el primer paso que
puede dar en su círculo de influencia para resolverlo, y dé ese paso.
4. Ensaye el test de proactividad de los treinta días.
Tome conciencia del cambio en su círculo de influencia.
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