Todas las cosas se crean dos veces, pero no todas las
primeras creaciones responden a designios conscientes. En nuestras vidas
personales, si no desarrollamos autoconciencia y no nos hacemos responsables de
las primeras creaciones, estamos permitiendo por omisión que otras personas y
las circunstancias que están fuera del círculo de influencia den forma a gran
parte de nuestra vida. Vivimos reactivamente los guiones que han puesto en
nuestras manos la familia, los compañeros, las agendas de otras personas, las
presiones de las circunstancias: los guiones de años anteriores, de nuestra
educación, de nuestro condicionamiento.
Esos guiones provienen de personas, no de principios. Y
surgen de nuestras más profundas vulnerabilidades, de nuestra más profunda
dependencia respecto de los demás, y de nuestras necesidades de aceptación y
amor, de pertenencia, del sentido de nuestra propia valía, de la sensación de
que importamos.
Seamos o no conscientes de ella, la controlemos o no, hay
una primera creación en todas las partes de nuestra vida. Somos la segunda
creación de nuestro propio designio proactivo, o la segunda creación de las
agendas de otras personas, de las circunstancias y de los hábitos del pasado.
Las capacidades exclusivamente humanas de la
autoconciencia, la imaginación y la conciencia moral nos permiten examinar las
primeras creaciones y hacernos cargo de nuestra primera creación, escribir
nuestro propio guion. Dicho de otro modo, el primer hábito dice «Tú eres el
creador». El segundo hábito es la primera creación.
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