lunes, 12 de enero de 2015

La delegación: aumentando P y CP

Logramos todo lo que hacemos por medio de la delegación: en el tiempo o en otras personas. Si delegamos en el tiempo, pensamos en términos de eficiencia. Si delegamos en otras personas, pensamos en términos de efectividad.
Son muchos los que se niegan a delegar en otras personas porque les parece que ello consume demasiado tiempo y esfuerzo, y que ellos mismos pueden realizar mejor la tarea. Pero delegar en otros con efectividad es tal vez la actividad que por sí sola potencia más nuestra fuerza.
Transferir la responsabilidad a personas aptas y adiestradas nos permite dedicar nuestras energías a otras actividades importantes. La delegación significa desarrollo, tanto para los individuos como para las organizaciones. Al ya desaparecido J. C. Penney se le atribuye la afirmación de que la más sabia de las decisiones que tomó fue la de «claudicar», después de haber comprendido que ya no podía hacerlo todo por sí mismo. Esa decisión, tomada hace mucho tiempo, hizo posible el desarrollo y crecimiento de centenares de comercios y millares de personas.
Como la delegación involucra a otras personas, es una «victoria pública», y bien podría abordarse al tratar el cuarto hábito. Pero puesto que aquí nos estamos centrando en los principios de la administración personal, y que la capacidad para delegar en otros constituye la principal diferencia entre el papel de administrador y el de productor independiente, enfoco la delegación desde el punto de vista de las aptitudes para la administración personal.
Un productor hace lo necesario para lograr los resultados deseados, para conseguir los huevos de oro. Una madre que lava los platos, un arquitecto que dibuja planos o una secretaria que mecanografía correspondencia son productores.
Pero cuando una persona se establece y trabaja con personas y sistemas, y a través de ellos, para producir los huevos de oro, esa persona pasa a ser un administrador en el sentido interdependiente. La madre que delega en un hijo la limpieza de los platos es una administradora. Un arquitecto que encabeza un equipo de otros arquitectos es un administrador. Una secretaria que supervisa a otras secretarias y a personal de la oficina es una administradora.
Un productor invierte una hora de esfuerzo y produce una unidad de resultados, supongamos que sin pérdida de eficiencia.
Un administrador, por otra parte, puede invertir una hora de esfuerzo y producir diez, quince o cien unidades por medio de la delegación efectiva.

La administración consiste esencialmente en cambiar el punto de apoyo de la palanca, y la clave de la administración efectiva es la delegación.

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