Logramos todo lo que hacemos por medio de la delegación:
en el tiempo o en otras personas. Si delegamos en el tiempo, pensamos en
términos de eficiencia. Si delegamos en otras personas, pensamos en términos de
efectividad.
Son muchos los que se niegan a delegar en otras personas
porque les parece que ello consume demasiado tiempo y esfuerzo, y que ellos
mismos pueden realizar mejor la tarea. Pero delegar en otros con efectividad es
tal vez la actividad que por sí sola potencia más nuestra fuerza.
Transferir la responsabilidad a personas aptas y
adiestradas nos permite dedicar nuestras energías a otras actividades
importantes. La delegación significa desarrollo, tanto para los individuos como
para las organizaciones. Al ya desaparecido J. C. Penney se le atribuye la
afirmación de que la más sabia de las decisiones que tomó fue la de
«claudicar», después de haber comprendido que ya no podía hacerlo todo por sí
mismo. Esa decisión, tomada hace mucho tiempo, hizo posible el desarrollo y
crecimiento de centenares de comercios y millares de personas.
Como la delegación involucra a otras personas, es una
«victoria pública», y bien podría abordarse al tratar el cuarto hábito. Pero
puesto que aquí nos estamos centrando en los principios de la administración
personal, y que la capacidad para delegar en otros constituye la principal
diferencia entre el papel de administrador y el de productor independiente,
enfoco la delegación desde el punto de vista de las aptitudes para la
administración personal.
Un productor hace lo necesario para lograr los resultados
deseados, para conseguir los huevos de oro. Una madre que lava los platos, un
arquitecto que dibuja planos o una secretaria que mecanografía correspondencia
son productores.
Pero cuando una persona se establece y trabaja con
personas y sistemas, y a través de ellos, para producir los huevos de oro, esa
persona pasa a ser un administrador en el sentido interdependiente. La madre
que delega en un hijo la limpieza de los platos es una administradora. Un
arquitecto que encabeza un equipo de otros arquitectos es un administrador. Una
secretaria que supervisa a otras secretarias y a personal de la oficina es una
administradora.
Un productor invierte una hora de esfuerzo y produce una
unidad de resultados, supongamos que sin pérdida de eficiencia.
Un administrador, por otra parte, puede invertir una hora
de esfuerzo y producir diez, quince o cien unidades por medio de la delegación
efectiva.
La administración consiste esencialmente en cambiar el punto
de apoyo de la palanca, y la clave de la administración efectiva es la
delegación.
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