El objetivo de la administración del cuadrante II
consiste en organizar nuestras vidas con efectividad, desde un centro de
principios sólidos, desde el conocimiento de nuestra misión personal,
concentrándonos en lo importante y en lo urgente, y dentro del marco del
equilibrio conservado entre el incremento de nuestra producción y el aumento de
nuestra capacidad de producción.
Desde luego, éste es un objetivo ambicioso para personas
atrapadas en la estrecha trama de las cosas superficiales de los cuadrantes III
y IV. Pero luchar para lograrlo tendrá un efecto extraordinario sobre la
efectividad personal.
Un organizador del cuadrante II tendrá que satisfacer
seis criterios importantes:
Coherencia. La coherencia sugiere que haya armonía,
unidad e integridad entre visión y misión, roles y metas, prioridades y planes,
deseos y disciplina. En el planificador deberá haber un lugar destinado al
enunciado de la misión personal, de modo que uno pueda remitirse constantemente
a él. También tiene que haber lugar para los roles y para las metas a corto y
largo plazo.
Equilibrio. Su herramienta tiene que ayudarle a mantener
el equilibrio en la vida, a identificar sus diversos roles y mantenerlos ante
sus ojos, de modo que no pueda descuidar áreas importantes como la salud, la
familia, la preparación profesional o el desarrollo personal.
Muchas personas parecen pensar que el éxito en un área
puede compensar el fracaso en otras. Pero, ¿es esto así? Puede que sí, pero por
un tiempo limitado y tratándose sólo de ciertas áreas. Ahora bien, ¿puede el
éxito en la profesión compensar el fracaso de un matrimonio roto, la salud
perdida o la debilidad de carácter? La verdadera efectividad requiere
equilibrio, y su herramienta tiene que ayudarle a crearlo y mantenerlo.
Centrarse en el cuadrante II. Usted necesita una
herramienta que le anime, le motive y realmente le ayude a dedicar al cuadrante
II el tiempo necesario, de modo que más que dar prioridad a las crisis, se
aplique a su prevención. En mi opinión, el mejor modo de hacerlo consiste en
organizar la vida sobre una base semanal. De todos modos, uno puede adaptar y
establecer prioridades sobre una base diaria, pero el impulso fundamental
proviene de la organización de la semana.
La organización semanal proporciona mucho mayor
equilibrio y contexto que la planificación diaria. En el reconocimiento de la
semana como unidad de tiempo completa parece haber implícito un reconocimiento
de tipo cultural. Las empresas, la educación y muchas de las otras facetas de
la sociedad operan dentro del marco de la semana, destinando ciertos días al
esfuerzo concentrado y otros al descanso y la inspiración. La ética básica
judeocristiana respeta el sábado, el día elegido entre cada siete para
propósitos elevados.
La mayoría de las personas piensa en términos de semanas.
Pero la mayor parte de las herramientas de planificación de tercera generación
se centra en la planificación diaria. Si bien pueden ayudarnos a dar prioridad
a las actividades, en lo esencial sólo nos ayudan a organizar las crisis y el
trabajo urgente. La clave no es dar prioridad a lo que está en la agenda, sino
ordenar en la agenda las prioridades. Y esto puede hacerse mejor en el contexto
de la semana.
Una dimensión «humana». Usted necesita igualmente una
herramienta que no sólo distribuya el tiempo sino que tenga en cuenta a las
personas. Si bien puede pensar en términos de eficiencia para tratar el tiempo,
una persona centrada en principios piensa en términos de efectividad en el
trato con personas. A veces la vida centrada en principios del cuadrante II
requiere la subordinación de la agenda a las personas. Su herramienta tiene que
reflejar ese valor, facilitar su realización, en lugar de crear sentimientos de
culpa cuando no se cumple con un horario establecido de tareas.
Flexibilidad. Su herramienta de planificación tiene que
ser su sierva, y nunca su ama. Puesto que debe trabajar para usted, hay que
cortarla a la medida de su estilo, sus necesidades, sus métodos particulares.
Ser portátil. Su herramienta tiene que ser portátil, de
modo que usted pueda llevarla consigo en todo momento. Tal vez quiera revisar
su enunciado de la misión personal durante un viaje en autobús o deducir el
valor de una nueva oportunidad en comparación con algo ya planificado. Si su
organizador es portátil, podrá llevarlo consigo, y esos datos importantes
siempre estarán a su alcance.
Puesto que el cuadrante II es el corazón de la
autoadministración efectiva, se necesita una herramienta que nos introduzca en
él. Mi trabajo con el concepto de cuarta generación ha conducido a la creación
de una herramienta específicamente diseñada en concordancia con los criterios
que acabamos de enumerar. Pero muchas buenas herramientas de la tercera
generación pueden adaptarse fácilmente. Como los principios son sólidos, las
prácticas o aplicaciones específicas pueden variar de individuo a individuo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario