Una de las razones por las cuales la gente se resiste a
utilizar herramientas para la administración del tiempo de tercera generación
consiste en que pierden espontaneidad; las personas se vuelven rígidas e
inflexibles. Subordinan la gente a los horarios, porque el paradigma de
eficiencia de la tercera generación de la administración no está en armonía con
el principio de que las personas son más importantes que las cosas.
La herramienta de la cuarta generación reconoce este
principio. También reconoce que la primera persona que hay que considerar en
términos de efectividad y no de eficiencia es uno mismo. Anima a dedicar tiempo
al cuadrante II, a comprender y centrar la vida en principios, a dar expresión
clara a los propósitos y valores que se han escogido para dirigir nuestras
decisiones diarias. Ayuda a equilibrar la vida. Ayuda a elevarse por encima de
las limitaciones de la planificación diaria, y organiza y programa en el
contexto de la semana. Y cuando un valor superior entra en conflicto con lo que
se ha planeado, permite usar la autoconciencia y la conciencia moral para
conservar la integridad respecto de los principios y propósitos que uno ha
determinado como los más importantes. En lugar de utilizar un mapa de ruta,
estamos usando una brújula.
La cuarta generación de autoadministración es más
avanzada que la tercera en cinco aspectos importantes.
Primero, se centra en principios. Más que adherirse al
cuadrante II de una manera superficial, crea el paradigma central que nos
permite considerar el tiempo en el contexto de lo que es realmente importante y
efectivo.
Segundo, está dirigida por la conciencia moral.
Proporciona la oportunidad de organizar la vida utilizando la máxima capacidad
en armonía con los valores más profundos. Pero también otorga la libertad de
subordinar sosegadamente los horarios a los valores superiores.
Tercero, define nuestra misión singular, incluyendo
valores y metas a largo plazo. Da dirección y propósito al modo en que
transcurre cada día.
Cuarto, ayuda a equilibrar la vida identificando roles, y
estableciendo las metas y programando las actividades de cada rol clave todas
las semanas.
Y quinto, proporciona un contexto más amplio por medio de
la organización semanal (con adaptación diaria cuando se necesita), elevándose
por encima de la perspectiva limitadora de un solo día, y poniéndonos en
contacto con nuestros valores más profundos a través de la revisión de nuestros
roles clave.
El hilo conductor de estos cinco progresos es el objetivo
primario en las relaciones y resultados, y el objetivo secundario en el tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario