La diferencia entre las personas que toman la iniciativa
y las que no lo hacen equivale literalmente a la diferencia entre el día y la
noche. No estoy hablando de un 25 o 50 por ciento de efectividad; hablo de un
5000 por ciento de diferencia, en particular si esas personas son inteligentes,
sensibles ante las necesidades de los demás y están siempre alerta.
Crear en nuestra vida el equilibrio de efectividad P/CP
requiere iniciativa. Hace falta iniciativa para desarrollar los siete hábitos.
Al estudiar los otros seis hábitos, vas a ver que cada uno de ellos depende del
desarrollo de los músculos proactivos. En todos los casos, es uno mismo quien
tiene la responsabilidad de actuar. Si espera que los demás actúen sobre usted,
actuarán sobre usted. Y las consecuencias en cuanto al desarrollo y las
oportunidades dependen de que se siga una u otra ruta.
Las empresas, los grupos comunitarios, las organizaciones
de todo tipo (incluso las familias) pueden ser proactivos. Pueden combinar la
creatividad y los recursos de los individuos proactivos para crear una cultura
proactiva dentro de la organización. La organización no tiene por qué estar a
merced del ambiente; puede tomar la iniciativa para llevar a la práctica los valores
compartidos, y alcanzar los propósitos compartidos de todos los individuos
implicados.
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