Albert Einstein observó que «los problemas significativos
que afrontamos no pueden solucionarse en el mismo nivel de pensamiento en el
que estábamos cuando los creamos».
Cuando miramos a nuestro alrededor y en nuestro propio interior,
y reconocemos los problemas creados mientras vivimos e interactuamos con la
ética de la personalidad, empezamos a comprender que son problemas profundos,
fundamentales, que no pueden resolverse en el nivel superficial en el que
fueron creados.
Necesitamos un nuevo nivel, un nivel de pensamiento más
profundo, un paradigma basado en los principios que describan con exactitud la
efectividad del ser humano y sus interacciones, para superar esas preocupaciones
profundas.
Sobre este nuevo nivel de pensamiento trata esto. Nuestro
enfoque de la efectividad personal e interpersonal se centra en principios y se
basa en el carácter; es «de adentro hacia afuera».
«De adentro hacia afuera» significa empezar por la
persona; más fundamentalmente, empezar por la parte más interior de la persona:
los paradigmas, el carácter y los motivos.
También significa que si uno quiere tener un matrimonio
feliz, tiene que ser el tipo de persona que genera energía positiva y elude la
energía negativa en lugar de fortalecerla. Si uno quiere tener un hijo
adolescente más agradable y cooperativo, debe ser un padre más comprensivo,
empático, coherente, cariñoso. Si uno quiere tener más libertad, más margen en
el trabajo, debe ser un empleado más responsable, más útil, más colaborador. Si
uno quiere despertar confianza, debe ser digno de confianza. Si uno aspira a la
grandeza secundaria del talento reconocido, debe centrarse primero en la
grandeza primaria del carácter.
El enfoque de adentro hacia afuera dice que las victorias
privadas preceden a las victorias públicas, que debemos hacernos promesas a
nosotros mismos, y mantenerlas ante nosotros, y sólo después hacer y mantener
promesas ante los otros. Dice también que es fútil poner la personalidad por
delante del carácter, tratar de mejorar las relaciones con los otros antes de
mejorarnos a nosotros mismos.
De adentro hacia afuera es un proceso, un continuo
proceso de renovación basado en las leyes naturales que gobiernan el
crecimiento y el progreso humanos. Es una espiral ascendente de crecimiento que
conduce a formas progresivamente superiores de independencia responsable e
interdependencia efectiva.
Existen muchas personas: personas maravillosas, personas
de talento, personas que aspiran intensamente a la felicidad y el éxito,
personas empeñadas en una búsqueda, personas que se hieren unas a otras...
Nunca la soluciones duraderas (a los problemas, felicidad
y éxito perdurables) son de afuera hacia adentro.
El paradigma de afuera hacia adentro genera personas
infelices que se sienten sacrificadas e inmovilizadas, concentradas en los
defectos de otras personas y en las circunstancias a las que atribuyen la
responsabilidad por su situación de estancamiento. Matrimonios desdichados en
los que cada cónyuge quiere que cambie el otro, en los que cada uno «confiesa»
los «pecados» del otro, en los que cada uno quiere «moldear» al otro. Disputas
laborales en las que se consumen cantidades enormes de tiempo y energía
tratando de crear leyes que obligaran a la gente a actuar como si realmente
existiera un fundamento de confianza.
«De adentro hacia afuera» significa para la mayoría de
las personas un cambio dramático de paradigma, en gran medida a causa del
poderoso efecto del condicionamiento y del actual paradigma social de la ética
de la personalidad.
Pero muchos de los principios encarnados en los «siete
hábitos» se encuentran profundamente arraigados en nuestro interior, en nuestra
conciencia moral y en nuestro sentido común. Para reconocerlos y desarrollarlos
con el fin de dar respuesta a nuestras preocupaciones más profundas, tenemos
que pensar de otro modo, llevar nuestros paradigmas a un nivel nuevo, más
profundo, «de adentro hacia afuera».
Si procuramos sinceramente comprender e integrar estos
principios en nuestras vidas, estoy convencido de que descubriremos y redescubriremos
la verdad de esta observación de T. S. Eliot:
No hay comentarios:
Publicar un comentario